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Dentro de todas las excepcionales presentaciones que se llevaron a cabo en el Congreso Futuro de Chile durante enero, una de las más relevantes para compartir es la realizada por Ramón López de Mantaras. En ella aclara que la IA Generativa no es realmente lo que creemos.
Te dejo un extracto.
En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, nos encontramos constantemente fascinados por las capacidades de la inteligencia artificial (IA). Esta admiración nos lleva a preguntarnos: ¿Es realmente inteligente la IA? La respuesta, aunque compleja, nos invita a explorar la naturaleza de la inteligencia y cómo la entendemos en relación con las máquinas.
La inteligencia artificial, en sus manifestaciones actuales, exhibe habilidades que pueden parecer sorprendentes o incluso superiores a las humanas en tareas específicas. Desde derrotar campeones de ajedrez hasta diagnosticar enfermedades con precisión, la IA ha demostrado capacidades notables. Sin embargo, al profundizar en el funcionamiento de estos sistemas, nos encontramos con una realidad diferente.
Los sistemas de IA, como los grandes modelos de lenguaje, operan mediante el reconocimiento de patrones en vastas cantidades de datos. Aprenden complejos patrones lingüísticos para predecir la siguiente palabra en un texto, por ejemplo. Pero, ¿es esto inteligencia? La verdadera inteligencia implica comprensión, sentido común, y la capacidad de aprender de manera continua e incremental, relacionando conocimientos nuevos con los ya adquiridos, algo que la IA actual no logra.
La fascinación por las capacidades de la IA a menudo nos lleva a antropomorfizar estas tecnologías, atribuyéndoles intenciones y capacidades humanas. Este antropomorfismo excesivo puede llevarnos a creer que la IA posee una inteligencia generalizada, capaz de comprender y actuar como un ser humano. Sin embargo, lo que realmente poseen estos sistemas no es inteligencia, sino habilidades específicas sin comprensión.
Uno de los mayores desafíos en el desarrollo de la IA es dotar a las máquinas de conocimientos de sentido común, una tarea que ha permanecido estancada durante décadas. El sentido común, fruto de nuestras vivencias y experiencias, es crucial para entender el mundo que nos rodea. Sin él, un sistema de IA no puede tener una comprensión profunda del lenguaje ni gestionar situaciones imprevistas.
Los actuales sistemas de IA carecen de la capacidad para experimentar el mundo de manera directa. No pueden interactuar con el entorno de la misma manera que los seres humanos, lo que limita su capacidad para comprender el significado real detrás de las palabras y textos que generan. Esta incapacidad revela una inteligencia artificial que, aunque habilidosa en tareas específicas, está lejos de alcanzar una verdadera comprensión o inteligencia general.
👉Los resultados de la IA Generativa deben ser validados antes de ser usados.👈
Mientras que la inteligencia artificial puede imitar ciertas formas de inteligencia humana, su capacidad para comprender, razonar y poseer sentido común es limitada. Las tecnologías de IA actuales son impresionantes en su capacidad para realizar tareas específicas, pero no deben confundirse con una inteligencia genuina. La verdadera inteligencia involucra una comprensión profunda, adaptabilidad y la capacidad de interactuar con el mundo de maneras significativas y autónomas, aspectos que la IA aún tiene que dominar.
Nos encontramos en una etapa de la tecnología donde es crucial entender las limitaciones de la inteligencia artificial y trabajar hacia sistemas que puedan acercarse más genuinamente a la inteligencia humana. Solo entonces podremos empezar a considerar a la IA como verdaderamente inteligente.
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Gracias por leer, buena semana 🥸
“Tecnología y humanismo, el binomio indisoluble”